Entre rupturas y continuidades: lo que dejaron las elecciones en Corrientes
- Marcelo Velázquez

- 5 sept
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Las elecciones provinciales del 31 de agosto en Corrientes no solo definieron cargos, sino que reconfiguraron el mapa político local de cara al futuro. Cuatro frentes principales disputaron el poder en un escenario fragmentado, con rupturas históricas, apuestas arriesgadas y estrategias desiguales. Vamos Corrientes validó su hegemonía basada en la UCR hace más de dos décadas; Encuentro por Corrientes (ECO) apostó por revivir glorias pasadas en solitario; Para Limpiar Corrientes buscó canalizar el descontento anti-oficialista; y La Libertad Avanza intentó importar el "efecto Milei" a una provincia con reglas propias.
El resultado dejó un ganador rotundo y lecciones valiosas sobre competir en Corrientes: el dominio territorial, el rol de las intendencias, la potencia de una comunicación digital aceitada y los riesgos de aplicar fórmulas externas en un contexto con identidad fuerte. Analicemos cómo jugó cada frente en estas elecciones Corrientes 2025.
La Libertad Avanza: los límites del "efecto Milei" en territorio local
Sin acuerdo con el oficialismo, La Libertad Avanza optó por un candidato propio, aliado a ELI para ganar estructura territorial. La idea era replicar el fenómeno Milei 2023, pero el plan chocó con la realidad correntina. El contexto provincial no era el mismo que el nacional de dos años atrás. El enojo social, el derrumbe de las estructuras partidarias y la pérdida de poder territorial que habían favorecido a Milei en 2023 no se replicaban en Corrientes.
El candidato no encarnó al "Milei local": le faltó el aura outsider, un relato anticasta auténtico y propuestas económicas sólidas. La alianza con figuras tradicionales diluyó esa narrativa, sumado a un discurso rígido, calcado del nacional, con denuncias de corrupción y críticas al "feudalismo provincial". Los aliados tampoco aportaron oxígeno: figuras tradicionales pintadas de violeta que no lograron diferenciarse del resto de la oferta política. El mensaje, pensado para una ciudadanía con bronca y ansias de cambio, nunca encontró verdadero eco en el electorado correntino.
Aun así, el resultado fue un batacazo: una performance sorpresiva que refleja la desconexión entre la lógica nacional y la realidad provincial. Corrientes volvió a mostrar que las urnas locales no se leen con los mismos parámetros que las nacionales.
ECO: La apuesta de Colombi que incomodó, pero no alcanzó el poder
La ruptura de ECO con Vamos Corrientes fue un terremoto: una alianza de dos décadas, con victorias como el 74% en 2021, se rompió abruptamente. Ricardo Colombi acusó traición a Gustavo Valdés y buscó su cuarta gobernación, frenando cualquier "dinastía" y volviendo a las raíces radicales.
La comunicación fue básica y lineal. Si bien hubo aciertos puntuales —como el uso de memes en redes y la innovación del streaming para presentar propuestas—, la estrategia mostró serias dificultades para conectar con los menores de 40 años, que representan la mitad del padrón. Ese electorado ya no responde a las claves políticas de los años 2000, cuando Colombi era protagonista.
Lo que ECO obtuvo en las urnas se explica casi exclusivamente por la figura de Colombi. Su trayectoria, legitimidad y un núcleo duro intacto en cada localidad le permitieron incomodar a la política correntina incluso con una estructura mínima. El votante despolitizado no lo vio como alternativa real pero bastó para tensionar al oficialismo y recordar que, en la política provincial, su sombra todavía pesa.
Para Limpiar Corrientes: El voto anti-Valdés que no rompió el techo
El candidato Kirchnerizó su perfil, lo que generó fisuras internas y alejó a un electorado con fuerte impronta anti-K. Además, su perfil de gestor local —uno de sus activos más relevantes— quedó relegado. A pesar de contar con una comunicación digital super profesional, de nivel internacional, la apuesta por proclamarse como la segunda fuerza desde el comienzo no logró consolidar el “voto útil” esperado.
Con el correr de la campaña se notaron correcciones: el candidato buscó reafirmar identidad local y endureció la confrontación con Vamos Corrientes con un discurso anti corrupción. Sin embargo faltó explotar su perfil de gestor como intendente de Paso de los Libres para posicionarse como una mejor alternativa y terminó diluyéndose frente a la maquinaria oficialista.
El cierre de campaña fue débil e incluso en la misma noche electoral cometió un error: autoproclamarse en segunda vuelta de forma apresurada, una equivocación que podría costarle su legitimidad como líder opositor. El resultado lo dejó en segundo lugar, sí, pero a una distancia abismal del ganador, perdiendo incluso en su propia localidad y con una representación legislativa mínima.
Vamos Corrientes: la maquinaria oficialista que volvió a arrasar
La alianza encabezada por el gobernador Gustavo Valdés llegó a la contienda con bajas sensibles: la salida del sector colombista de la UCR hacia ECO, algunos partidos provinciales menores y, sobre todo, la ruptura con su socio histórico ELI, que terminó aliado a la LLA. Lejos de debilitarlo, el proceso le permitió a Vamos Corrientes renovar liderazgos en varias localidades y consolidar un poder territorial casi absoluto de cara a 2029.
La estrategia fue quirúrgica: especular hasta último momento con candidaturas y alianzas. Esto desorientó a la oposición, que pasó de soñar con dos grandes bloques a terminar fragmentada en cuatro frentes. También forzó a los competidores a improvisar, mientras el oficialismo lanzaba una campaña breve pero intensa —45 días a todo ritmo— con músculo territorial, gestión en exhibición y el liderazgo indiscutido de Valdés como gran elector.
El punto más audaz de la estrategia fue nombrar a su hermano, Juan Pablo Valdés, como candidato a gobernador. Si bien la decisión despertó críticas por nepotismo, las urnas terminaron validando la jugada. El oficialismo retuvo la gobernación, amplió su representación legislativa y se impuso en municipios clave, incluida la simbólica Paso de los Libres. En la capital, rompió la lógica histórica al lograr una tercera gestión radical consecutiva, esta vez con Claudio Polich, ministro de Obras Públicas provincial.
El verdadero anclaje estuvo en las intendencias: gestiones bien valoradas y candidatos competitivos que reforzaron la cercanía con los vecinos. A eso se sumó una comunicación simple y efectiva —correntinidad, continuidad, renovación y futuro— y una estrategia digital impecable. Una victoria que no sólo consolida a Valdés como líder indiscutido de la política correntina, sino que también reordena el tablero.
Conclusión
Desde Integrarnos seguimos de cerca, año tras año, la evolución de la opinión pública en Corrientes, y en tiempos electorales, la dinámica de la intención de voto. Este 2025 fue particularmente desafiante: múltiples rupturas, apuestas arriesgadas y una campaña marcada por la fragmentación.
Nuestros Informes de Humor Social trimestrales ya anticipaban un escenario complejo: un gobernador bien valorado en lo personal, aunque con una gestión con signos de desgaste; intendentes cercanos y competitivos en las principales ciudades; y una oposición sin rumbo, más pendiente de la coyuntura nacional que de construir política en clave provincial.
Las urnas confirmaron esa lectura. Ahora la atención se traslada a lo que viene: la conformación de la legislatura, la integración de los equipos ejecutivos y la solidez —o fragilidad— de las alianzas que se tejieron en campaña. El reacomodamiento hasta el 10 de diciembre será clave para entender la gobernabilidad de los próximos años.
Una vez más, el electorado correntino dio muestras de su particularidad. No se deja arrastrar por las tendencias nacionales, ni responde a recetas externas. Ratificó, en cambio, su condición de “república aparte”, con lógicas propias y un pulso político que merece ser analizado con atención.



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